Diego Fischerman: Balada para Astor
Siempre es un gusto hablar con un periodista que sabe lo que
escribe y porqué lo escribe, lejos de aquellos que mandibulean en canales sin
tener un mínimo conocimiento de música u otro mérito que “ser amigo de”. Diego
Fischerman editó junto con Abel Gilbert, el libro “Piazzolla, el mal entendido”
(Edhasa) y cuenta con una vasta experiencia. En una entrevista (o charla) rica
y entretenida, Diego Fischerman habla de Astor, del tango, del rock, la música
en la sociedad y de los periodistas.
- ¿Con Piazzolla ocurre,
lo mismo que con Spinetta y en otro campo, con Borges: se lo cita más de lo que
se lo escucha?
- Es una pregunta interesante. Uno podría pensar que todos
los artistas tienen un techo de escucha o de lectura. Cuando llegan a ese
techo, empiezan a ser más famosos, pero ese techo no lo pasan. ¿Cuantos más
podrían leer a Borges, más de los que ya lo leyeron? Pasa a ser famoso entre
aquellos que no lo leen. Piazzolla fue escuchado de muchas maneras
pero era más endiosado y combatido por motivos que no tenían
que ver con la música o con el lugar simbólico que él ocupaba más que por su
música misma. Para algunos, representaba la posibilidad de hacer cosas
diferentes dentro de una tradición. Gustar (o no) de Piazzolla era colocarse en
un lugar determinado y a veces, ni unos ni otros habían escuchado con atención
su música. Los tradicionalistas aceptaron a músicos más osados que Piazzolla
porque eran menos peleadores, se integraban más a la tradición o mantenían una
relación menos irritante con el baile. Piazzolla se la pasó diciendo que odiaba
a los bailarines, que no le interesaba el baile y hoy no hay espectáculo de
danza de tango que no tenga un “Libertango” o un “Adios Nonino”. El gran
ingreso de derechos de autor de la familia es gracias a lo que Piazzolla
rechazaba.
- ¿Piazzolla era consciente de lo que iba generando?
- En cuanto a la música en particular, aprendió muy
tempranamente a calcular la recepción que iba a tener en el público. Sabía muy
bien a cual público se dirigía y a cual no. Después reclamaba una popularidad
que con su música no iba a poder tener al querer ser al mismo tiempo,
vanguardista y popular. Cuando hace “Balada para un loco” sabe que es para un
Festival y lo calcula para tal fin. Recordemos que a finales de los 40 y
principios de los 50, era el compositor y arreglador más reconocible y
respetado del tango. Esta es la parte que la mitología piazzolliana, por querer
construir un héroe romántico que luchó contra la adversidad, niega muy
fuertemente. Fue el único músico de tango que entre 1950 y 1954, no tenía
orquesta propia ni tocaba en ninguna orquesta pero componía y grababan cuatro
arreglos distintos para cuatro orquestas de una misma canción. En el 51, muere
Manzi y Troilo compone “Responso”, le pide el arreglo y Piazzolla ya no era el
bandoneonista de su orquesta ni el pibe que le caía simpático...
- Pero Piazzolla era de un carácter….
- Piazzolla polemizaba, se peleaba y usaba esto a su favor.
Años después, él ya tenía a sus periodistas amigos, a los que decía “Troilo es
una caricatura de si mismo”, “¿Cuándo va a dejar de cantar Goyeneche tal cosa?
y tenía una doble página en revista Gente con “Piazzolla contra el tango”.
Esto, si lo usaba consciente o inconsciente, no lo sé porque quizás le agarraba
una bronca terrible ya que era muy calentón. Piazzolla tenía un lugar mediático
muy importante y estaba presente en los medios, con sus opiniones; lugar que no
tenían ni Troilo, ni Fresedo ni Salgán.
- ¿Que sentís cuando hay gente que sigue diciendo que
Piazzolla no es tango?
- (Piensa) Voy a dar una respuesta profunda. La música tiene
un contenido social muy fuerte y forma parte de la identidad de las personas.
En la medida que la música se convierte en una especie de religión, aparece
también la necesidad de ritual, de fidelidad y de poder diferenciarse de
aquellos que no lo siguen. El ser humano se une a unos para separarse de otros.
Decir “Piazzolla no es tango” tiene que ver con cuestiones identitarias, de
decir “este es el verdadero tango y el otro no”. Es una manera de ver el mundo.
Desde el punto de la música…pura…
- …por llamarlo de alguna manera…
- claro…porque música pura no hay. Siempre se incluye
ideología y el decir que hay música pura es una toma de posición ideológica.
Piazzolla es tango desde el momento que es una música evolutiva, que no se fija
en sus primeros rasgos y después excluye a los que vienen. No tendría sentido
decir que fue evolutiva hasta los 50 y después ya no. Si admito como tango a
Firpo, a Maffia, a Demare, tengo que admitir a Salgán, a Balcarce y por ende, a
Piazzolla. La mirada del tango hacia otros géneros tenía que ver con la música
clásica y el romanticismo del siglo XIX de Chopin y Liszt; en Piazzolla, la
novedad era su fuerte mirada sobre otras músicas populares y la idea de una
música instrumental muy desarrollada. Del jazz incorpora cuatro cosas, para
decirlo groseramente. Uno, el bajo caminante, con una nota por tiempo, sobre
todo en melodías descendentes. Dos, cierta libertad en la acentuación que ya
estaba en Julio De Caro y en algunas cosas de Troilo aunque la poliritmia de
que algunos instrumentos se acentúen más de una forma y otros de otra, la puso
en escena el jazz. Tres, la idea de improvisación con la que escribe Piazzolla,
en el caso de los solos, dada a través de las variaciones aunque la desarrolla
más, a la manera del jazz. La cuarta idea es la idea del grupo solista que
surge cuando Piazzolla escucha a los grupos de jazz (1955) y viene con la idea
del octeto.
- Los Auténticos Decadentes dicen que “cualquiera puede
cantar” pero ¿cualquiera puede escribir sobre música?
- Cualquiera puede opinar de economía. Normalmente un diario
te contrata como analista si tenés ciertos antecedentes. ¿Y si el editor no
sabe nada de economía? Le tiene que parecer creíble lo que escribís. Insisto en
que se debe llegar con algún tipo de antecedente valedero. Además, no debe
repetir algo que la gente ya sabe sino brindar datos que te permiten repensar
lo que ya se sabía anteriormente. La música, como está ligada a cuestiones
sentimentales, no hay que pensar en quien escribe sobre música sino en quien
lee sobre música. Es una especie de verificación para el que lo lee de lo que
ya sentía.
- Pero al que le gusta un grupo de rock chabón y sale una
crítica de Fischerman…
- El tipo no la lee. Su lugar de legitimación no pasa por la
crítica sino por otro lado. La crítica escrita es para ciertos géneros. El tipo
que escucha cumbia no está esperando que salga en un diario que, además,
tampoco la saca. Lo que yo diga sobre la cumbia, por ejemplo, le va a interesar
a gente que no escucha cumbia. No se puede criticar a la cumbia por no ser
concierto para violín y orquesta porque no quiere serlo ni le interesa. Los que
dicen esto la pifian mal y esto es objetivo en cuanto al lugar que el crítico
tiene que tener.
- Pero podés decir tranquilamente, que el rock está en una
meseta creativa importante.
- Salvo la revolución informática, que es impresionante y
cambió la vida del ser humano, no hubo mayores modificaciones respecto a los
años 60 en que uno se imaginaba que en el 2010 íbamos a estar viajando en naves
espaciales. Esto no pasó. La distancia estilística del rock de Elvis hasta el
Album Blanco de los Beatles es de 10 años y ahí el universo cambió mucho más de
lo que cambió en los últimos 30 años. Hay montones de causas que son imposibles
de enumerar que tienen que ver con esto. Como efectivizó el mercado, cómo se
reprodujo a si mismo, como las primeras generaciones del rock se apropiaron de
los medios de comunicación y perpetúo esa estética rebelde. Mick Jagger se
convirtió en Pipo Pescador: un tipo de 60 años, que en vez de disfrazarse para
animar fiestas infantiles, se viste de adolescente, moviéndose en la medida que
pueda. Así los Stones seguirán vivos para los adolescentes y con la perdida de
su público histórico porque no crecieron con ellos. El rock, como las canciones
infantiles, sigue siendo el mismo pero con nuevo público. No se componen nuevos
“Arroz con leche”. Está siempre ahí y van llegando todos los que cumplen 3
años. Un tipo de 30 años no escucha a María Elena Walsh salvo por nostalgia
pero no es su música, ni uno a los 50 escucha lo mismo que a los 25.
-¿Qué sugiere la palabra “autencidad”?
- Es algo que está presente en las discusiones estéticas
sobre el arte. Se supone que el arte es auténtico y que el arte auténtico es
mejor que la imitación. Una escultura igual a las de Leonardo o Miguel Angel,
hecha hoy, no tiene el valor que tenía en su momento. Si hacés Sgt Pepper de
nuevo, va a sonar bien pero no tiene valor artístico. La autencidad era un
valor más fuerte en los 60 que ahora. Ahora un éxito, parte del valor de
mostrar cómo se construyó. Mira a Susan Boyle. Llega una persona a un reality
show, que no sabe cantar ni vestirse, le enseñan todo, le escriben las
canciones, le inventan una estética y cuando queda todo plasmado en el
resultado, la gente va y lo compra. Lo que hoy construye valor es lo mismo que
en los 60 lo destruía.
- Volviendo a la autenticidad, La Renga tiene un tema
diciendo “Somos los mismos de siempre”
- Para ese público, que no consume realitys o los consume en
otra vida (para algunas cosas es de cierta manera y para otras, de otra), en
ese código, si es importante.
- No hay evolución.
- Pero es un código. La idea de cambio, de evolución, no es
universal y no alcanza a todos. Hay géneros en los que haya evolución o no es
muy importante y también tiene que ver con la época. En el tango, para algunos
era muy importante encontrar un tango que fuera distinto, que tuviera cierta
sensibilidad de los 40 y los 50; para otros ya que les parecía importante que
el tango siguiese siendo nostalgia y demás. Lo que se puede decir con cierta
objetividad es que en los 60, dentro de las músicas de índole popular, empezó a
circular la idea de la escucha absoluta, más allá del baile y del acontecer
social. Había mucha novedad y se ponía el acento en la originalidad, que una
canción fuera diferente a otra, que un grupo sonase distinto a otro. Ahora hubo
un freno. Hay grupos como Flaming Lips o Radiohead que consideran que el rock
es un lugar apropiado para experimentar musicalmente y buscar objetos de
escucha más allá de su funcionamiento social. La Renga busca otra cosa. En ese
sentido, la música más renovadora y rupturista, terminó siendo la más
conservadora y la más cerrada.
- El Brit pop de los 90 es un movimiento conservador que
mira todo el tiempo hacia atrás.
- La única forma en que pareciera ser renovador en el rock
es ver si se puede retomar el hilito que quedó suelto en el 74 o 75. Hay una
trampa de la que el rock no pudo salir. Voy a ser simplista. El rock dejó dos
líneas muy fuertes boyando y que se cortaron en el aire, a principios de los
70; una fue la que quedó de los Beatles, que Pink Floyd (a su manera), King
Crimson retomaron pero que tuvo poca vida. La otra línea es la del desarrollo
instrumental futurista, que sería Hendrix. Se continúa con Red Hot Chili
Peppers en algún sentido aunque después ellos se convierten en otra cosa. Si
alguien quisiera hacer algo nuevo parece que está obligado a hacer el disco que
los Beatles no llegaron a hacer o el disco que Hendrix no pudo grabar.
- La última, ¿cuál sería el rol del crítico, del periodista?
- No se. Cuando uno dice esto queda como un pedante porque
parece que lo de uno hace es lo que vale y uno hace lo que puede, lo que le
sale. En mi caso, pongo lo que soy, lo que aprendí, lo que se. Si tengo una
formación literaria, sociológica o musical y la experiencia de haber hecho
música no puedo no ponerlas. La crítica es un lugar complicado ya que implica
el gusto privado, la investigación, el periodismo y un pacto implícito con los
lectores y con el lugar en el que vos trabajás. Si escribo en un medio masivo y
tengo que hacer una crítica sobre algo masivo, no le puedo faltar el respeto al
lector. Si para mis lectores es importante Enrique Iglesias o Ricardo Arjona,
mi opinión, -que es privada-, mediada por mis conocimientos de música y de ese
género, tiene que entrar en un código en el que pueda dar mi opinión, no me
mienta a mi mismo ni le falte el respeto a aquél que cree que Arjona es
maravilloso. Una crítica bien hecha tiene que exponer los argumentos desde
donde está hecha. Así el que la lee puede no estar de acuerdo y diga “De
acuerdo a esos argumentos está bien pero yo no estoy de acuerdo con esos
argumentos”.
- Sino un periodista termina convirtiéndose en un hincha que
cuenta lo que ve.
- Creo que la crítica musical en la Argentina es una basura.
La mayoría de los que escriben al respecto no están capacitados. Suena mal que
lo diga porque queda como que “yo si” pero tampoco lo sé. Yo puedo defender lo
que digo desde algún lado, que no es solamente mi gusto. Cualquier crítica
hecha puede debatirse. La mayoría de las críticas que leí no pueden porque son
posturas de principios, de fans a priori, y que en general no dicen nada nuevo.
No te explican nada. No te cuentan cómo suena ese grupo ni hay una descripción.
Recién me decís “escriben lo que ven”. ¡Ni eso! Dame una crítica de Callejeros
que me cuente como es la música.
Publicado
25th June 2010 por Daniel Gaguine
Etiquetas: Astor Piazzolla autenticidad Beatles Diego
Fischerman Jimi Hendrix Música- Entrevistas periodismo Rolling Stones
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